Category Archives: esp – Corominas Requena, Joan

COMPAÑERO Y POESIA REENCONTRADA

Joan Corominas i Requena
BIR Nº 1 – Playa del Aaiun – Octubre-Diciembre 1973
Regimiento Mixto Ingenieros 9 Transmisiones Villa Cisneros Enero-Diciembra 1974

Carles Porta i Fernandez
BIR Nº 1 – Playa del Aaiun – 3ª cia – Octubre-Diciembre 1973
Regimiento Mixto Ingenieros 9 Transmisiones Villa Cisneros i Aargub Enero-Diciembre 1974


Corominas i Carles


En el cuartel Alejandro Farnesio del 4º Tercio de la Legión en “Villa Cisneros”, Había una biblioteca donde no íbamos a leer, sino a escribir cartas: A la Novia, a la familia y a estudiar con libros propios, seguramente por el poco interés que tenían los que estaban allí guardados en las estanterías… Eso sí, la sala tenia unas mesas y unas sillas que recordaban una escuela y sobre todo había un silencio relativo, que para escribir se agradecía. Una de las tardes estaba con mi amigo Corominas. Yo aparte de escribir las cartas a la familia me daba por hacer dibujos i algún poema.
El Corominas me preguntó por lo que hacia y al decirle que escribía un poema, me dijo que si lo podía leer. Al cabo de un rato cerraban la biblioteca y nos fuimos hacia la compañía y seguramente a la cantina a tomar unas copas, mientras esperábamos que se hiciese la hora de ir a cenar.
Ahora después de tanto tiempo y que nos hemos vuelto a encontrar, hemos hablado de todo y de los ratos que habíamos pasado en la biblioteca, y le hice el comentario de que la poesía que escribí en aquella libreta que le enseñe, por más que la he buscado, jamás la he vuelto a encontrar… Al día siguiente y por sorpresa, recibo un correo electrónico, con una hoja escaneada con la poesía escrita con su letra…. Aquel día en la biblioteca se la copió en un libro de texto que utilizaba el para estudiar. Después de 34 años y gracias a Corominas, he podido recuperar el poema…
Año 1974, poema escrito en la biblioteca del Cuartel del “Tercio Sahariano Alejandro Farnesio” Villa Cisneros (Sahara A.O.E.)

Desierto.
Tierra olvidada por la naturaleza,
sin sombra que dar,
tu piel se quema silenciosamente.
Secas están tus entrañas
de no conocer el llanto de la vida.
Tu único amigo es el aire,
que quita la herida de mi huella.
Si algún día puedes gritar,
pide vida a la vida,
que nadie más que tú se la merece.

(No es por lo que dice, sino por la sorpresa de recuperarlo…)

MISIÓN EN EL SAHARA

Joan Corominas Requena

Regimiento Mixto de Ingenieros nº 9 Transmisiones Villa Cisneros Sahara A.O.E. desde Enero hasta Diciembre de 1974

Joan Corominas a la caserna Alejandro Farnesio

Se me hace difícil recordar con precisión los datos, pero lo que a continuación explico, debía de suceder muy probablemente entre los meses de Abril y Junio del 1974.
Todo empezó a primera hora de la tarde, justo después de la comida. Al llegar a la compañía me encontré que el sargento Naranjo ( los que lo conocieron recordarán que era una buena persona y mantenía con la tropa una cierta cordialidad ) estaba montando una operación con el objetivo final de recuperar su coche que por causas difíciles de explicar se había quedado averiado en Aargub. El operativo lo componían más o menos dos o tres Land-Rovers y un camión.
A la ida el viaje fue normal. Al llegar al final de la carretera asfaltada en dirección al Aaiun giramos a la derecha, justo al fondo de la ría, y el camino se convirtió en una especie de pista a tramos asfaltada y a tramos con restos de asfalto que parecía que se hubiera caído más que no puesto.

A las pocas horas llegamos al destacamento y vimos el coche. Se trataba de un Wolkswagen deportivo, descapotable, de color rojo, en aparente buen estado, pero averiado. Acto seguido, puesto que se hacía tarde, se enganchó el coche al camión y de forma que solo las ruedas de detrás hacían contacto a tierra, es decir el coche iba con el morro levantado. En estas condicionas empezamos el viaje de vuelta.
Tras recorrer algunos kilometros el convoy se paró y el sargento subió a su coche y continuó el viaje mirando el cielo, era la única posición posible, y de vez en cuando disparando su pistola a derecha e izquierda, mas que nada para entretenerse. Al llegar al fondo de la ría el coche remolcado no podía con su alma y se decidió parar el convoy, cosa que hicimos justo al borde de un acantilado que daba al mar.
Acto seguido. el sargento mandó desenganchar el coche y que unos guripas lo empujaran hasta quedar justo en el borde del acantilado; y dispuso el resto de hombres con los pies colgando del abismo a la espera de los acontecimientos; la orden siguiente fue lógicamente la de acabar de empujar el coche que se despeñó haciendo toda clase de ruidos, al tiempo que iba perdiendo piezas hasta llegar al fondo, que debía de estar situado unos treinta o cuarenta metros por debajo nuestro.
Con la misión acabada con éxito, a plena satisfacción de todos, llegamos a la compañía en Villa Cisneros, dónde nos esperaba la cena en la cantina, seguramente la de Sanidad que era la más frecuentada.

Corominas i Nolla al menjador de la caserna Alejandro Farnesio