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EL ÚLTIMO PRESO DE CABRERIZAS

Ernest Vilches Rull

Batallón de Infanteria Cabrerizas I, Playa del Aaiun, SAHARA, A.O.E. Años 1973/1974.

Ernest Vilches Rull

El Batallón de Cabrerizas I, estaba en proceso de cambio en el año 73/74, la unidad en los primeros meses de estancia era prisión militar, también se había convertido en un batallón de trabajo puesto que se estaba construyendo un nuevo cuartel en Bu-craa (Fosfatos), a su vez con la incorporación de las famosas” tanquetas “ se convertiría en el Batallón de Infantería motorizada Cabrerizas I.
En la prisión militar del cuartel quedaban 3 presos, dos legias Klaus y Jurguen dos pájaros de cuidado, famosos por haber matado a un taxista y haberse escapado a Mauritania con el taxi, por descontado que no llegaron. Y el protagonista de la historia, que era un objetor de conciencia (Testigo de Jehová), que no recuerdo su nombre.

A la hora de repartir las tareas el furriel, comenta que se van hacer traslados de presos a las Islas Canarias y que va a ser nuestra unidad la que dará cobertura a los traslados.
A estas al día siguiente el Sargento Jiménez, me llama y me comunica que voy a ser el comandante de esa misión UAHHHHH, calambres en las piernas y nudo en el estomago. Estaba todo preparado la expedición eran 2 soldados un cabo, (yo) y el objetor. Nos pertrechamos como para la guerra, correajes cargadores y bayoneta al cinto, a y pistola (astra). Así como dos contactos en Las Palmas, uno de un sargento que había estado en el Sahara y daba cobertura a gente de transito en las islas.

La parte positiva, pensar de ir a Canarias y volver a la civilización ¡¡¡¡.
La misión consistía de embarcar al preso y entregarlo en Las Palmas a Policía Militar, que organizaría el traslado a la nueva prisión militar de destino. Y regresar a la unidad en Cabrerizas. Llegó el día y los mandos de la unidad, no repararon en consejos e instrucciones para que aquello saliera bien.
El preso cara de asustado, ya que su estancia en Cabrerizas no había sido muy buena, se le trató mal¡¡¡, y el cuerpo expedicionario (acojonado).
Se nos traslada a Cabeza de Playa en busca del correillo, estaban preparadas unas lanchas de desembarco, que trasladaban o descargaban víveres y personas, puesto que los barcos no podían fondear cerca.

Allí empecé a visionar que el viaje iba a ser movidito¡¡.
La mar estaba muy movida y las lanchas al acercarse topaban con el barco y para subir teníamos que aprovechar, cuando la mar nos lanzaba contra el barco, escalera de cabos y un marino que te echaba el brazo y palante. Me había aprendido el guión y como comandante de la misión fui el ultimo en subir.
Doy la orden a los dos soldados de que suban, pertrechados era dificilísimo. Una vez conseguido en los momentos posteriores doy orden al preso de que proceda a subir.
La dificultad, la misma, mis soldados mareados o acojonados todavía no lo sé, ni se preocupan por mi y el marino insistiendo en que suba que cada vez esta peor el mar.
Tras varios intentos y no pudiendo alcanzar la escalera me apuntan que descargue el CETME y el macuto para facilitar la subida. Cuando me doy cuenta esta el preso con el cetme y mis pertenencias y yo sin poder subir¡¡¡ Y las ordenes y los consejos que me habían dado buffff???. Por fin subimos y agradezco la ayuda y me apresuro a coger el arma reglamentaria. Tengo que confesar, que el preso en cuestión era buena persona. Fue una noche en las bodegas del correillo inolvidable, una olor a gas-oil insoportable, unos mareos y algún que otro vómito de mis soldados. Horrible.

Por fin llegamos al puerto de las Palmas, con la sensación del deber cumplido y esperando que la policía militar recogiera al preso y a buscar el cuartel de transeúntes para descansar y organizar el regreso.
No fue así, la policía militar no hizo presencia en el desembarco y tras varias consultas en el puerto, decido poner en marcha otro plan que no estaba establecido. La policía nos indica donde está el cuartel de Lomas Coloradas. Y en fila de a uno organizo la expedición, puerto palante y preguntando, no olvidaré las caras de las prostitutas que había en aquel barrio cuando pasamos en fila, preso en medio y yo cerrando la procesión.
Se me hizo interminable, no recuerdo el tiempo, pero si cuando avistamos Lomas Coloradas, Ya al acercarnos vi movimiento. Llegamos al cuerpo de guardia, y apareció un oficial de Milicias, recuerdo su bigote. Formo al cuerpo expedicionario y le doy novedades. A sus ordenes mi teniente, se presenta el cabo…. Y me interrumpe, pero CHAVALES DE QUE GUERRA VENIIS, le doy todo tipo de explicaciones y el oficial solo preocupado de que hubiéramos paseado todo nuestro arsenal de guerra por la ciudad. Allí quedó nuestro preso y la aventura supuso una semana de estancia en Las Palmas, esperando regresar a nuestra unidad, esta vez en un avión bimotor que parecía no iba a despegar nunca (creo era un focket ).La estancia tubo también sus aventuras, nada que ver con la explicada. Que orgullosos se mostraron los mandos a nuestro regreso, lo mencionaron hasta en la fajina de la noche y nos dejaron descansar al día siguiente. NADIE SE ENTERO QUE EL CHOPO ME LO RECOGIO EL PRESO.

Me hubiera gustado recordar los nombres de los compañeros de expedición.
Quizás si alguien lee la historia? alguno recuerde el hecho.